26 mayo 2014

[NSFW] Rodar orgasmos fingidos.

El rodaje de escenas de cama se puede plantear de formas muy distintas en función de lo que se haya acordado con los actores y, muy especialmente, de cómo se plantee la realización. Y además son las únicas escenas en las que el equipo técnico se ofrece voluntariamente para hacer figuración (¿eh?). El caso es que por casualidades de la vida, en los últimos meses he rodado unas cuantas escenas así, de modo que he decidido contaros mi punto de vista sobre el tema.

A mí cuando me llega un guión con secuencias de sexo (razonables), como ayudante me planteo principalmente dos cosas:
  1.  Cómo vamos a rodar esto.
  2.  Cuándo hacerlo (dónde ubicarlo en el plan de rodaje, vaya).
Lo primero, el cómo. Lo que hago es hablar con el director sobre hasta qué punto quiere ser más o menos explícito. Hay pechos pero no genitales, hay de todo, el desnudo es integral sí o sí, o jugamos a tangas color carne con sabanitas por encima. Esas cosas. Y por extensión de esto, hablaremos del tipo de realización que tiene en mente: no es lo mismo jugar al rollo videoclip con cámara en mano y trasfocos siguiendo las acciones de los actores, que una coreografía perfectamente planificada con planos fijos (en la que habrá que hacer más tomas porque al no girarse exactamente igual, hemos visto los calzoncillos a ese señor, por ejemplo). Así que la realización que se decida no sólo afectará a cómo lo rodemos sino también a cuánto tardaremos en hacerlo.

Claquetazo sobre la cama en 'Vampyres'. Foto Fija © Manuel Vera.

Y aquí interviene lo acordado con los actores. Siempre me he sentido muy responsable de que ellos se sientan cómodos en set, y como es lógico, en éste tipo de secuencias procuro estar aún más pendiente. Intento charlar con ellos en cercanía, y normalmente antes de rodaje, sobre qué les parece bien hacer y por dónde no pasan. Evidentemente esto es algo que también tratan directamente con quien les dirige, pero es mi responsabilidad coordinar la dinámica en set, y necesito prever cómo de cómodos se sienten al respecto. 

Todo esto es importante hablarlo con quienes vayan a intervenir en la escena, tanto en conjunto como individualmente. ¿Por qué? Porque para mantener el buen rollo en un rodaje, a menudo nos toca mordernos la lengua sobre algunos compañeros. Y por eso entiendo a una actriz cuando en la conversación conjunta me dice ‘Por mí no hay ningún problema, lo que vosotros digáis’, y luego en privado añade un ‘Eva, como me agarre más de la cuenta igual le suelto un sopapo, ¿eh?’.

Un poco en relación a esto llega también el cuándo rodarloVicente Aranda, que es un señor que de rodar sexo sabe un rato, dice que lo mejor es “ponerles a follar en los primeros días, porque luego se llevan mal”. Y razón no le falta, aunque yo creo que depende de muchas cosas. En una película de cinco semanas, por ejemplo, la teoría dice que lo ideal sería hacerlo en la segunda o la tercera. Para entonces ya tendrán más confianza, y se sentirán más cómodos tanto entre sí como con el equipo. Pero también les habrá dado a tiempo a discutir un par de veces o cinco, y a chocar general si son personas poco compatibles. Así que por entonces puede que tengan muchísima química o… nula. Y así en general, os aseguro que cuando los actores no tienen química ese polvo no se lo cree nadie.

En proyectos más tipo cortometraje, lo ideal sería rodarlo en la segunda o tercera jornada (para que les dé tiempo a conocerse un poco). Pero sea el proyecto que sea, habrá que adaptarse a más factores.  Pequeño consejo/ejemplo de adaptación: en confianza, preguntad a las actrices que tengan este tipo de secuencias cuándo van a estar con la regla. Es posible que por otras necesidades del plan acabe coincidiendo, pero si puedes evitar que así sea, estarás sumando muchos puntos a favor de una comodidad que va a hacer falta.

Siguiente punto pues: la coreografía. Como os adelantaba el otro día por Facebook con el documental de Clandestino de Actoresel sexo ficticio tiene muy poco que ver con el sexo real. Normalmente es una coreografía medida al milímetro de “Mientras tal pone la mano aquí, cual le besa allá y sube la pierna aquí. Giro a la derecha y movimiento tal.” Y todo ensayadito.

Todo esto evidentemente dependerá también de cuánto tiempo de preparación tengamos. Pero lo que suelo hacer yo en cualquier caso es el teatrillo previo in situ: actores vestidos con ropa cómoda, y ya con equipo mínimo, hacen la coreografía marcada en la propia localización mientras el director les da indicaciones. Y cuando ellos pasen a maquillaje y vestuario, se ilumina el set y se planta la cámara.

Sin embargo, os digo que también me he visto algún caso en el que la realización es cámara en mano siguiendo a los actores, mientras ellos ‘se dejan llevar’. Ahá. Esto puede pasar sólo y exclusivamente si los actores tienen una conexión bastante potente y están de acuerdo con el planteamiento. Y en cualquier caso, se pacta previamente un por dónde se van a mover y más o menos haciendo qué, para que el equipo de cámara sepa a qué atenerse. Y todo ello planteado con cortes en montaje y vía libre a la imaginación.

Secuencia de 'Vampyres', en la que rodamos sexo con efectos: el combo estrella.
Foto fija © Manuel Vera.

Sea como fuere, es importante tener en cuenta que cuando tenemos a actores semi-desnudos o incluso desnudos integrales, es responsabilidad directa del ayudante de dirección que se cumpla esa frasecita, que pongo yo en la orden de rodaje y que repito de viva voz varias veces a lo largo de la jornada: ‘Equipo mínimo, RESPETO MÁXIMO’. Y lo suyo es que en los ensayos (si los hay) sea así también, para normalizarlo cuanto antes. Igual que otros detalles como que cuando lleguemos a la localización donde vayamos a rodar eso, el combo se instale desde el principio en un lugar desde donde no se vea el set en sí mismo (tipo al otro lado de la pared de la habitación en la que está sucediendo la escena).

Ahora bien, el equipo mínimo es un montón de gente. Normalmente estarán allí operador de cámara, foquista, pertiguista y ayudante de dirección. Al que sumar vestuario y maquillaje para retoques, y que tengan prevenidos albornoces y demás para cubrir actores entre tomas (si quieren cubrirse, que hay de todo). Y a esto se le suma en combo: director, dire de foto, jefe de sonido y posiblemente productor ejecutivo. De modo que los actores están ahí con entre 9 y 15 personas mirando. Y como le sumes efectos a esa secuencia, multiplica. Lo ideal para sentirse cómodo, vaya.

Por eso lo del respeto máximo. Porque también es habitual que cuando el director dice ‘¡Cortamos!’ broten pequeñas cabecitas curiosas de todos los recovecos. Y no. Como ayudantes tenemos que esperar a que los actores estén cubiertos y a gusto para autorizar la entrada en set del equipo que tiene que seguir trabajando (reiluminando, equis). Y por supuesto, en estas secuencias ni una sola foto.

Y ya que estoy os dejo caer otra cosita que a veces pasa: somos humanos. Y las mujeres podemos disimular tanto como queramos la excitación sexual, pero ellos no pueden evitar que la suya sea… notoria (y notable). Así que si estás rodando una secuencia de cama y pasa algo así, mi consejo es que actúes con naturalidad. El hacer como que no pasa nada o echarnos unas buenas risas todos juntos lo marcará la actitud del actor al que le haya pasado, pero sobre todo, no le des más importancia de la que tenga. Y empatiza, que también he visto a más de un sonidista apretando fuerte los ojos para al menos no ver (pobrecicos).

En definitiva, en el rodaje de escenas de cama lo más importante, por el bien de la película, es que los actores se sientan cómodos. Y parte de esa comodidad va a depender de cómo de bien o mal se lo monte el ayudante de dirección. Al fin y al cabo, ellos son los que ponen cara a todo esto, así que se merecen todo el respeto del mundo. Delante, y detrás de las cámaras.