22 octubre 2014

Anécdotas traumáticas que me sirvieron de Máster 1: Los inicios.

He decidido empezar una nueva sección de entradas en las recopilaré sólo anédotas de rodaje. Pero anédotas de esas que me hicieron pasarlo mal, y a la larga se convirtieron grandes lecciones. Y como con todo, empezaré por el principio: cagadas de mis primeros rodajes, hasta llegar a las actuales. Algunas serán cagadas mías, y otras serán cagadas ajenas que me afectaron, pero todas me habrán servido para aprender algo nuevo. ¿Os parece? Pues sin más preámbulos, aquí tenéis mi primera tanda de meteduras de pata (que espero que alguno de vosotros esté a tiempo de ahorrarse).

1. La "niñata de mierda"


El segundo proyecto de mi vida fue un cortometraje en el que yo estaba de script. Todavía estaba acabando el instituto, y recuerdo que llegué al rodaje pletórica perdida, intentando camuflar toda mi inexperiencia en ilusión, y ser durante un rato una esponja absorbe-conocimiento ajeno. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero las ganas no me las quitaba nadie.

Y así, empezamos la jornada rodando un interior noche en un piso de Madrid. A las diez de la mañana. El set estaba en penumbra, con persianas a medio bajar por las que se colaba la luz exterior. Y yo estaba contenta pero histérica, así que me senté en el monitor a comprobar como una psicópata cada detalle, aunque todavía no hubiéramos empezado a rodar. De pronto, un tío con cara de simpático se sentó a mi lado. La cosa fue así:

DESCONOCIDO 1
(con una sonrisa de oreja a oreja)
 Bueno qué, ¿qué te parece la iluminación?
-
EVA ADOLESCENTE
(se lo piensa un instante)
    Mmmm… es bonita. Pero… se nota mucho 
que fuera es de día, ¿no?

DESCONOCIDO 1
(deja de sonreir y respira hondo)
Se llama noche americana y es
un recurso muy utilizado.

Después, se levantó y se fue. Acto seguido empecé a escuchar gritos en la cocina: “¡Estoy hasta los mismísimos cojones de que me traigáis niñatos de mierda a los rodajes! ¿Pero de dónde sacáis a esta gente? ¿Quién cojones se cree que es la gilipollas esta para meterse en algo de lo que no entiende? (…)”. La cosa siguió así un rato y yo me quise morir. Como habréis deducido, el tipo además de no ser nada simpático, era el Director de Fotografía. Y yo una niñata sin experiencia que acababa de opinar sobre su trabajo.

Vale, opiné porque él me lo pidió. Pero normalmente la gente que está trabajando en un rodaje sabe lo que está haciendo, y a nadie le gusta que personas que no tienen ni idea del tema vengan a decirnos cómo hacer nuestro trabajo. Que yo sigo pensando que el tipo no debió preguntarme algo así. Pero mi comentario fue desacertado, y aunque en el momento lo pasara mal, aprendí una valiosísima lección para el resto de mi vida: no te metas en el trabajo ajeno. Nunca. Somos un equipo, sí, pero salvo casos en los que haya mucha confianza… deja a cada loco con su tema. Casi siempre es lo mejor para todos.


2. La comodona


Más adelante, en uno de los primeros rodajes estando ya de ayudante de dirección, yo, flipada de mí, tuve la ilusoria sensación de que todo estaba bajo control. Estaba esperando a que los actores estuvieran listos y a la vez estaban acabando de iluminar, así que aprovechando la modorra de después de comer, decidí sentarme bastante repanchingada a esperar a que alguien me dijera que estaban listos.

Unos siete minutos después, se me acercó el jefe de producción y espetó un: "Te voy a decir algo que quiero que se te grabe a fuego para el resto de tu vida: un ayudante sentado es un ayudante acabado. Mañana no hace falta que vuelvas". Yo me levanté como un resorte, le pedí disculpas y le dije que tampoco se pusiera así, que no volvería a pasar. Y él me dijo que la única forma de que aprendiera de verdad la responsabilidad que supone ser ayudante de dirección era con consecuencias reales.

Efectivamente, al día siguiente no volví y no me he vuelto a sentar en un rodaje. De hecho, cada vez que veo a alguien del equipode dirección o producción (y no están por encima de mí en la cadena de mando, seamos sinceros), me acerco a contarles la anécdota. Yo no he despedido a nadie por eso, pero sí se lo cuento para que también se lo apliquen, y de momento ha funcionado.

¿Pero eso quiere decir que no nos podemos sentar jamás? Nada más lejos. A veces hay que sentarse a revisar la Orden del día siguiente, o ponerse de doble de luces, o repasar el guión técnico con el director, o comer, sin más. Claro que nos sentamos, varias veces al día. Pero no para descansar o a pasar los ratos muertos, porque eso transmite desidia al resto del equipo, y que nosotros nos sentemos da implícitamente permiso al resto para hacer lo mismo. Es como lo de prohibir fumar en el set y echarte un cigarro tú. Mal, porque implícitamente autorizas al resto a hacerlo.

Si estás en dirección, procura que ese no seas tú (© Terry Hall.)

Supongo que a veces es necesario aprender a base de palos, pero cuando te pase... ¡ánimo, que la siguiente seguro que la clavas!

01 octubre 2014

Dinámicas de rodaje en PUBLICIDAD

El otro día hice un pequeño experimento en Facebook preguntando sobre qué queríais que tratara el siguiente post, y ganó el que ahora leéis, así que… ¡a por ello! Los rodajes publicitarios también tienen sus peculiaridades. Yo personalmente reconozco que me gustan mucho, y por varios motivos:

1.       Se cobra mejor. Bastante mejor que en todo lo demás, de hecho. Así que vienen muy bien para ahorrar y generar un colchón del que poder vivir un rato mientras haces ficción/otra cosa. Aunque ojo, lo habitual es cobrarlos a 60 o 90 días desde el fin de rodaje y que tengas que ser Freelance. Y por ende, que pagues autónomos, hagas tus facturitas y demás (ouch).
2.         Normalmente son proyectos breves pero intensos: te da tiempo a engancharte de ellos y disfrutarlos, pero se acaban justo cuando podrían empezar a aburrirte. Así que son perfectos para aquellos a los que, como a mí, os guste hacer cosas muy distintas en poco tiempo.
3.        El presupuesto es más alto, en general, por lo que es el rodaje ideal para probar ese cacharrito tan guay que te apetecía un montón pero no te podías permitir.  Y normalmente también tenemos reservas de espacio como Dios manda y ese tipo de cosas que en pelis sí, pero ay, qué poquitos cortos. 


Suso Sudón y Carmen Valverde, protas de la última publi
que he rodado, posando junto a la reserva de espacio.

4.        Conoces a gente muy, muy pro, de la que aprendes una barbaridad (aunque esto también tiene a veces el lado negativo de los egos y los dictadores en potencia). Los técnicos especializados en publicidad (que yo la hago, pero especializada no estoy), suelen ser personas más que curtidas en el oficio, que se saben todos los recovecos y que además trabajan con mucha frecuencia fuera de nuestras fronteras. Así que mi recomendación es que abráis mucho los oídos y los ojos, porque vais a poder aprender una burrada de grandes y tenéis muy poco tiempo para sacarle jugo al asunto (hasta que os volváis a encontrar, que esperemos que sea pronto).

¿Pero cómo funciona un rodaje publicitario? Antes de que el ayudante de dirección se incorpore ya han pasado unas cuantas cosas, que simplificándolas mucho, habitualmente se resumen en algo así:
  • El cliente/la marca se pone en contacto con una Agencia, y les proporciona todo tipo de información sobre el producto que pretenden vender. Características, especificaciones, valores de marca… y todo aquello que no debe faltar en el spot. A veces también se convoca una especie de concurso, en el que varias Agencias hacen una propuesta al cliente y éste elige la que más le guste para llevar a cabo la campaña.
  • La Agencia hace una propuesta creativa del spot. Aquí entra la figura del Copy, que a grandes rasgos, es la de la persona de la agencia encargada de verbalizar esa propuesta creativa. Digamos que la Agencia propone un “guión literario”, y cierta propuesta estética, que a menudo incluye un storyboard previo. Todo esto se plasma en un briefing, que la Agencia le pasa a una Productora para que acabe de darle forma.
  • La Productora encarga el spot al Realizador de su “plantilla”, al que considere más idóneo para la campaña. Y a veces, puede ser la propia Agencia quien pida a un realizador reputado en concreto, poniéndose en contacto con la productora para que intermedie.

A partir de aquí, empieza el proceso de pre-producción más convencionalplan de rodaje, scouting, casting, desgloses, y todo lo que ya os sabéis. Y a veces, cuando te incorporas al proyecto, te encuentras con que el equipo de produ ya ha hecho buena parte del curro que normalmente haces tú. Si os pasa, capacidad de adaptación que es la clave de la felicidad, y luego puesta en común: varias cabezas juntas piensan mejor que una sola.

La palabra que más vas a escuchar de aquí en adelante es PPM. Que no es una palabra, pero la vas a oír con más frecuencia que tu nombre. PPM son las siglas en inglés para “Pre Production Meeting”, o lo que es lo mismo, la reunión previa al rodaje en la que se juntan cliente, agencia, productora y realizador con una propuesta más que en firme y detallada de todo lo que se va a rodar: un power point muy bonito con todo detalladísimo, plano a plano. Estas presentaciones las hace la productora según lo acordado con agencia, y es muy importante que sean tan visuales como sea posible. ¿Porqué? Porque el cliente no es del gremio, y si a tus padres les cuesta entender qué carajo haces en tu trabajo, imagínate a estos.  Pues eso, visualidad.

Yo comprobando que todo cuadra con lo pactado,
en el corte para bocata (con Bruno Teixidor)
De esa bonita reunión, pueden salir todos victoriosos y pletóricos de cara al rodaje, o puede que la productora empiece a blasfemar según cruce la puerta y convoque a todo el mundo para que pasemos la noche en vela cambiando absolutamente todo.  Que lo segundo es menos frecuente, pero cuando pasa suele ser porque el cliente pide cosas incoherentes y es quien manda, así que nos echamos unas risas y le damos la vuelta a todo como campeones.

Y una vez aprobado todo lo dicho en la PPM… ¡a rodar! Algo llamativo como ayudante de dirección en publicidad es que, a diferencia de en otros formatos, en publi hay mucha gente por encima de ti (cuanto más grande sea la campaña, más todavía). Seguimos siendo los “jefes del set”, pero hay que confirmar cada decisión con un montón de gente.

En el set de rodaje, además de todo el equipo habitual, hay que sumar a representantes de la agencia (varios) y del cliente (a menudo), más el productor ejecutivo o el Producer a la vera de ambos, un poco de mediador. Todos ellos sentaditos en el combo y cada uno con sus cascos. Y así, cada vez que el director de una toma por buena, tienes que acercarte al combo para comprobar que todos ellos también están de acuerdo. Y si no fuera el caso, tenemos que repetir la toma. 

Yo en publicidad planifico siempre el rodaje dándole mucho más tiempo a cada plano del humanamente lógico. Que lo habitual es que el rodaje sea rápido y fluido (lo que hablábamos del equipo de cracks andantes), pero tengo que contar con que además de las repeticiones, la Agencia me va a pedir variaciones de una misma cosa. Tener una opción de que la actriz haga tal, en vez de cual. Y esos planos, aunque el director no los quiera, hay que hacerlos. Porque el montaje final es de la Agencia, no del director. Y en la Agencia tampoco son tontos, y las cosas las piden por algo, así que hacedles caso.

Dos cosas importantes que hago yo sabiendo todo esto:
  • En la cabecera de Orden de Rodaje, incluyo además del logo de la Productora, el de la Agencia. Debajo, los datos fiscales de la Productora, el nombre del Productor Ejecutivo y el Producer, y especifico la Agencia y el Cliente.
  • Los planos acordados con agencia y cliente cuando se da el OK conjunto en la PPM son los que forman parte del Shooting (dibujos en viñetas de los planos a realizar). ¿Quiere decir eso que son los únicos planos que vamos a rodar? No. Quiere decir que son los mandatorios, los que no podemos recortar por muy pillados de tiempo que vayamos, los que hay que hacer sí o sí. ¿Os acordáis de los planos que apuntaba yo como prioritarios al reunirme con el director?, pues esto es lo mismo, sólo que aquí la decisión no es sólo suya. Los planos extra que hagamos (que los haremos) son accesorios, y aunque puede que alguno sea tan chulo que en rodaje se decida conjuntamente que mola un montón y hay que hacerlo, siempre hay que priorizar el Shooting pactado.
Parte del Shooting de un spot que rodé con NEURADS este verano

A lo que me refería antes con lo de que “cuanto más grande sea la campaña, más gente por encima” es a que puede pasar, por ejemplo, que nosotros estemos rodando un spot en Madrid que en realidad forma parte de algo mucho más tocho que se está rodando en otras ciudades del mundo, con otros equipos. Y hay que mantener una coherencia entre esos fragmentos, así que en rodaje también habrá que estar pendiente de que por ejemplo, la iluminación de aquí cuadre con lo que nos han mandado de Nueva York. O lo que es lo mismo: hay un huevo de gente por encima de ti. Asúmelo y hazlo lo mejor que puedas, que seguro que es muy bien y la próxima vez te vuelven a llamar (y hasta te pagan más).

En definitiva: la diferencia principal en rodaje es que es tan importante la voz del realizador, como la del productor ejecutivo, como la de la Agencia, como la del cliente. Todo ello sin olvidar que también tenemos que coordinarnos con Producción como en cualquier otro rodaje, con el pequeño matiz de que aquí nos estamos gastando más dinero en menos tiempo.

Y sí, la publicidad es estresante, las jornadas son más largas de lo ético y a veces te conviertes más en psicólogo que en ayudante, mediando entre las ocurrencias del director y la agencia. Pero son rodajes taaaaaan chulos, te rodeas de profesionales tan maravillosos y aprendes tanto, que el subidón de adrenalina te va durar un par de días. Así que a disfrutarlo con moderación, que en mi al menos… ¡la publi crea adicción!