09 diciembre 2013

La relación dire de foto - primero de dirección

A los directores de fotografía hay que quererles. Bueno, hay que entenderse con ellos y procurar llevarse bien, y así a lo tonto a algunos se les acaba queriendo mucho. Esto es tan así porque de cómo de bien nos llevemos nosotros con el DOP, dependerá en gran medida nuestro humor durante el rodaje y con ello, el ambientillo general (porque cuando nosotros gritamos con mal tono la gente –toda– se crispa mucho). Por cierto, voy a decir DOP para abreviar, que son las siglas en inglés (Director Of Photography).

Pol Turrents, director de fotografía consagrado que se
hace querer (y admirar) públicamente desde su pedazo de blog.

Yo procuro establecer una buena comunicación con el DOP desde el comienzo de la preproducción, y este tramo para mí hay dos momentos clave:
  • La reunión con el director y el guión técnico en la mesa. Ya os dije que lo ideal es que ahí también esté el DOP, para ver qué tal se entiende con el dire y estar muy atentos a todo lo que debaten. Además es el momento perfecto para preguntar dudas sobre cómo van a resolver determinadas iluminaciones y movimientos de cámara, porque saberlo desde ya me va a ahorrar mucho tiempo en rodaje.
  • Cuando vamos a localizar. Localizando yo confirmo unas cincuenta y ocho cosas a la vez: ruidos que se nos puedan colar, zonas para el equipo (vestuario-maquillaje-catering…), por dónde entra y se va el sol (y a qué horas lo hace), cuánto necesitará currárselo Arte, dónde dejar el equipo de foto que no se esté usando, dónde hay enchufes, qué capacidad eléctrica tenemos, etc. Y tener a Producción a mano es maravilloso en todo esto, para cotejar ideas y prevenir imprevistos (valga la incoherencia). A parte, estoy muy pendiente de todo lo que dice y toquetea el DOP (y lo apunto para que no se me cuele nada), y de lo que opina al respecto el director. Y lo mismo con cada miembro del equipo que haya podido venir, porque el curro de todos tiene muchísima importancia y para nosotros, se traduce en tiempo.

Después de la reunión con el director y ya localizados, lo que hago es hablar con el DOP en privado. ¿Para qué? Para consultarle todas las dudas tenga. Que serán unas cuantas y en serio, que la experiencia me dice que es mejor parecer tonta por preguntar demasiado, que dártelas de que ya lo sabes y hacer palmar a todo el mundo dos horas porque tú has planificado mal. Y eso no es culpa del DOP, es culpa del ayudante que va de listo y no tiene ni idea de foto. A mí me pasó hace tiempo y aprendí la lección (y mucho más sobre foto, que me ha venido genial después). Sólo lo aviso para novatos: no entenderse bien desde antes es una cagada, y se sufre mucho cuando ves que el rodaje va mal y la culpa es enteramente tuya (por mucho que grites a otros, que no se lo merecen).

Las preguntas que le hago al DOP varían evidentemente en función de cada proyecto, pero hay algunas cosas (muy obvias) que procuro tener muy claras cuanto antes:

  • Con qué cámara rodamos y qué ópticas llevamos. No se tarda lo mismo en rodar con Alexa que con una 5D, y como vayamos en 35mm… ahí ya no voy a entrar. Saber las diferencias es cuestión de experiencia, pero cuando no la tenemos lo suyo es preguntar. Hay que preguntar mucho. Por ejemplo, yo hace poco tuve un rodaje subacuático en el que rodábamos con una 5D metida en una funda, y lo que hice fue acordar con el DOP qué óptica iba a utilizar en cada plano, y planificar juntando todo lo posible los planos que fueran con la misma (porque cambiar de óptica cuando tienes la cámara enfundada bajo el agua es un ratejo). O sea sé, que planifiqué todo a favor de foto. Es importante saber estas cosas.
El actor Kike Biguri entre tomas
del rodaje subacuático que os contaba

  • Con qué equipo de iluminación contamos. En los cortos de guerrilla, por ejemplo, se suele tardar más de lo normal en iluminar porque el pobre DOP no tiene ni la mitad de las cosas que necesitaría para clavar la luz que quiere, así que se vuelve loco cuarzo para arriba, bandera para abajo. Y si necesitan un HMI o vamos con grupo electrógeno o equis, también se puede tardar más. Esto son variables más concretas de cada proyecto, pero es importante hablarlas antes de tirarte de los pelos en el set porque llevan 40 minutos para iluminar un plano detalle y ya no sabes a quién matar.
  • Quién forma parte de su equipo (cuántos y quiénes son). Cuántos eléctricos tenemos, quién opera la cámara, si hay varias cámaras, si el auxiliar además de cambiar ópticas es foquista y hace claqueta y le lía los cigarros al operador. Si el maquinista tiene experiencia o es el primo del de Producción. Todo esto me da pistas también de motivos por los que podríamos ir a la velocidad de la luz (guiño, guiño) o vamos a palmar como campeones.
  • Preferencias del DOP en cuanto al orden del rodaje. A mí me gusta plantearle un ‘si viviéramos en un mundo ideal y todo girara en torno a qué tú fueras muy feliz… ¿en qué orden te gustaría rodar esto?’ Si me lo cuenta, que a veces no tiene tiempo o no surge el momento de hablar de algo tan concreto, le escucho con mucha atención y apunto. Que luego planificando muchas veces tengo otras prioridades (por maquillaje, por acting, por lo que sea) y de lo que le gustaría le doy un tercio, pero oye, ya tengo más claras sus necesidades (y me llevo mejor con él, porque se ha sentido valorado en algo que no es estrictamente su decisión, y eso siempre gusta).

En definitiva, los directores de fotografía son auténticos magos de la luz que consiguen que una habitación cutre parezca un lugar increíble a través del combo. (Casi) siempre saben muy bien lo que hacen, y van tan a favor del proyecto como el ayudante (o más). Si nos lo curramos aquí, nos ahorraremos dolores de cabeza (y de garganta) en el rodaje, cosa que merece mucho la pena. Y además, son de lo dan todo en la fiesta de fin de rodaje, así que hazte siempre amigo del DOP, que te lo vas a pasar muy bien.

01 diciembre 2013

"El ayudante de dirección es el puto amo" (con Daniel Sánchez Arévalo)

Las tazas de Dani
(vía @sanchezarevalo)
Daniel Sánchez Arévalo no necesita presentación, pero yo os la voy a hacer: es el director de ‘Azuloscurocasinegro’, ‘Gordos’, ‘Primos’, ‘La Gran Familia Española’, y de un porrón de cortos que no han hecho más que cosechar premios muy merecidos. Y además es un tipo tranquilo, cercano y encantador, que se ríe de la vida y toma infusiones en tazas decoradas con sus pelis. Claro que sí, como tiene que ser.

Y además de todo eso, Dani cuenta con un equipo de dirección a sus espaldas que es, según David Casas, el mejor ejemplo a seguir en nuestra profesión. Y por eso yo le he preguntado directamente a él, qué es lo que más valora de la figura del ayudante: “Pues sobre todo que te descarga mucho de la presión. El ayudante de dirección en un rodaje es el puto amo, es el jefe de verdad, el que marca los tiempos, el que dice qué hay que hacer, cuándo y porqué. Por eso en mi relación con Antxon, él coge el timón. Coge el timón respetando, sabe qué es lo importante para mí y se asegura de que yo tenga tiempo para eso: trabajar con los actores, o lo que sea. Coge el peso del rodaje y se lo carga a sus espaldas; siendo a veces también el malo de la película, porque es el que tiene que presionar a la gente.

Se lo piensa un poco, sonríe y añade: “A veces es como si yo fuera el mafioso, que estoy aquí en mi butaca, pero... él controla. Él puede hacer que todo esto sea un infierno o un buen paseo. En definitiva: en el ayudante valoro que sea muy firme, pero que a la vez tenga un carácter parecido al mío, que es… calmado”.

Charlamos sobre el tándem que se crea entre los equipos de dirección y producción, intentando controlar lo más posible entre ambos. Y nos reímos con impotencia sobre cómo ese ‘control’ es bastante ilusorio, porque sí, yo planifico sabiendo que el suelo de éste set cruje, pero no contando con que a la prota le vaya a dar una bajada de tensión que paralice el rodaje (y esas cosas también pasan).

Dani me cuenta que para él, el miedo a la interrupción de rodaje es algo que en cierto modo siempre está ahí, antes y después de rodar: “En La gran familia española, justo el primer día que estábamos en la boda con todo el mundo ahí, ciento y pico invitados y bastante caos, se levantó un viento descomunal y empezó a dar miedo. Estábamos en San Agustín de Guadalix, y de repente una señora empezó a gritar ‘¡Fuego!, ¡fuegoooo!’, nos asomamos y vimos que un bosque estaba ardiendo… Y el viento venía hacia nosotros, el fuego estaba a 200 metros. A mí ahí la sangre se me bajó a los pies. En ese momento estaba pensando: ‘esta peli no se va a hacer. Éste incendio va a arrasar con la finca, y ya está, se va a parar la película, no se va a poder hacer’.


Parte del equipo descansa en la localización
que casi arde en LGFE (vía @sanchezarevalo)

Algunos se piraron directamente. Incluso gente iba al ayudante en plan: ‘Antxon, tenemos que irnos de aquí ya, yo tengo que sacar los camiones…’. Cundió el pánico, pero Antxon mantuvo la calma, mientras los de producción llamaban a los bomberos, a la guardia civil, a todo. Y a los cinco minutos nos informaron de que estaba controlado, y que si iba a más nos avisaban con tiempo. Hubo suerte y se quedó en un susto, pero te das cuenta de que es todo tan, tan frágil… no lo que nosotros controlamos, sino hasta la naturaleza.”

Coincido totalmente con él en que todo es muy complicado (y en que ole los huevos de Antxon y el equipazo de producción), pero también le hablo de las dificultades de rodaje que no trae el viento, sino nosotros mismos. Por ejemplo, esa adorable costumbre que ha cogido él desde ‘Primos’, de que siempre haya animales y niños en sus pelis. Que llenan la peli de magia, sí, pero que pobre equipo. Dani asiente y me dice: “Pues mira, a mí rodar con niños, no me gusta. Me encantan, pero no me siento a gusto para trabajar tal y como a mí me apetece, que tiene mucho que ver con la psicología de los personajes, el origen de sus miedos, los matices… Y los niños, pues es que son niños. Hay que trabajar a otro nivel de comunicación. En ‘La gran familia española’ de hecho vuelve a haber niños, que son adorables y yo creo que lo han hecho muy bien, pero lo sufro más.

Y los perros son un coñazo. Curiosamente en esta última peli hay un perro, pero es que estaba en la casa en la que rodamos, y a mí me encantaba porque se parece la ardilla de ‘Ice Age’. Era un perro muy apacible: lo cogías, lo ponías ahí, y se quedaba. Pues mira qué bien. Y no estaba previsto en el guión ¿eh?, pero yo lo veo y digo, ‘pues voy a sacarlo’.”

Rodando con niños (de los majos) en LGFE (vía @sanchezarevalo)

Lo de que rodar con perros y niños es (casi siempre) un coñazo lo sabe hasta mi abuela porque Hitchcock lo dijo muy alto, pero nadie sabe hasta qué punto lo es, hasta que lo hace él mismo. Y eso, y sobre todo cómo manejarlo, es algo que no se aprende en aula, sino en el set: La práctica es lo que te da tablas. Yo me fui a EEUU con una beca Fullbright, a estudiar en Columbia. Me daban clase profesores que tienen Óscars en su casa, y venía gente como Milos Forman y guionistas de Coppola. Y como realmente aprendes no es así. Tú vas allí pensando: ‘Me van a enseñar a hacer CINE’. Y es mentira, nadie te enseña. Cine sólo aprendes haciéndolo. En cualquier caso, lo bueno que tienen las escuelas es que te rodeas de gente que tiene tus mismas inquietudes. Eso fue lo mejor, todos ayudábamos a todos”.

Al hilo de esto le cuento que yo estudié Comunicación Audiovisual y efectivamente, allí conocí a gente con la que ahora curro. Pero antes de entrar en la carrera, ya había empezado a rodar y mi primer puesto fue el de script. Dani sonríe mucho y me dice que él cree que “el trabajo de script hay que revisarlo, porque el lenguaje cinematográfico ha cambiado mucho. Ahora mismo no hay que tener a alguien que me diga ‘- Oye Dani, ¿sabes que te estás saltando el eje? - Sí, y me gusta’ (ríe). Ya no hace falta ser tan riguroso con el raccord, yo no quiero que el actor tenga que estar pendiente de todo, porque para mí pierde algo. Que luego en montaje muchas veces me cago en la puta, pero lo prefiero. Y de ayudante de dirección que estás ahora es curioso, pero conozco pocas chicas. Yo siempre prefiero trabajar con mujeres, porque creo que sois mucho más ordenadas en la cabeza. Sois más diligentes, los tíos somos más caóticos.”

Ahora soy yo quien le sonríe mucho a él y un rato después me despido, con ganas de volver a coincidir pronto, y de rodar. De rodarlo TODO