1. La "niñata de mierda"
Y así, empezamos la jornada rodando un interior noche en un
piso de Madrid. A las diez de la mañana. El set estaba en penumbra, con persianas a medio bajar por
las que se colaba la luz exterior. Y yo estaba contenta pero histérica, así
que me senté en el monitor a comprobar como una psicópata cada detalle, aunque
todavía no hubiéramos empezado a rodar. De pronto, un tío con cara de simpático se sentó a mi lado. La cosa fue así:
DESCONOCIDO 1
(con una sonrisa de oreja a oreja)
Bueno qué, ¿qué te parece la iluminación?
-
EVA ADOLESCENTE
(se lo piensa un instante)
Mmmm… es bonita. Pero… se nota mucho
que fuera es de día, ¿no?
DESCONOCIDO 1
(deja de sonreir y respira hondo)
Se llama noche americana y es
un recurso muy utilizado.
DESCONOCIDO 1
(deja de sonreir y respira hondo)
Se llama noche americana y es
un recurso muy utilizado.
Después, se levantó y se fue. Acto seguido empecé a escuchar gritos
en la cocina: “¡Estoy hasta los
mismísimos cojones de que me traigáis niñatos de mierda a los rodajes! ¿Pero de
dónde sacáis a esta gente? ¿Quién cojones se cree que es la gilipollas esta
para meterse en algo de lo que no entiende? (…)”. La cosa siguió así un
rato y yo me quise morir. Como habréis deducido, el tipo además de no ser nada
simpático, era el Director de Fotografía. Y yo una niñata sin experiencia que
acababa de opinar sobre su trabajo.
Vale, opiné porque él me lo pidió. Pero normalmente la gente
que está trabajando en un rodaje sabe lo que está haciendo, y a nadie le gusta
que personas que no tienen ni idea del tema vengan a decirnos cómo hacer
nuestro trabajo. Que yo sigo pensando que el tipo no debió preguntarme algo así. Pero mi comentario fue desacertado, y aunque en el momento lo
pasara mal, aprendí una valiosísima lección para el resto de mi vida: no te
metas en el trabajo ajeno. Nunca. Somos un equipo, sí, pero salvo casos en los que haya mucha confianza… deja a cada loco con su tema. Casi siempre es lo mejor para
todos.
© Videomaker.
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2. La comodona
Más adelante, en uno de los primeros rodajes estando ya de ayudante de dirección, yo,
flipada de mí, tuve la ilusoria sensación de que todo estaba bajo control.
Estaba esperando a que los actores estuvieran listos y a la vez estaban acabando de iluminar, así que aprovechando la modorra de después de comer, decidí sentarme bastante repanchingada a esperar a que alguien me dijera que estaban listos.
Unos siete minutos
después, se me acercó el jefe de producción y espetó un: "Te voy a decir algo que quiero que se te grabe a
fuego para el resto de tu vida: un ayudante sentado es un ayudante acabado.
Mañana no hace falta que vuelvas". Yo me levanté como un resorte, le pedí disculpas y le dije
que tampoco se pusiera así, que no volvería a pasar. Y él me dijo que la única forma de que aprendiera de verdad
la responsabilidad que supone ser ayudante de dirección era con consecuencias
reales.
Efectivamente, al día siguiente no volví y no me he
vuelto a sentar en un rodaje. De hecho, cada vez que veo a alguien del equipode dirección o producción (y no están por encima de mí en la cadena de mando, seamos sinceros),
me acerco a contarles la anécdota. Yo no he despedido a nadie por eso, pero sí se lo cuento para que también se lo apliquen, y de momento ha funcionado.
¿Pero eso quiere decir que no nos podemos sentar jamás? Nada más lejos. A veces hay que sentarse a revisar la Orden del día siguiente, o ponerse de doble de
luces, o repasar el guión técnico con el director, o comer, sin más. Claro que
nos sentamos, varias veces al día. Pero no para descansar o a pasar los ratos
muertos, porque eso transmite desidia al resto del equipo, y que nosotros nos
sentemos da implícitamente permiso al resto para hacer lo mismo. Es como lo de
prohibir fumar en el set y echarte un cigarro tú. Mal, porque implícitamente autorizas al resto a hacerlo.
Supongo que a veces es necesario aprender a base de palos, pero cuando te pase... ¡ánimo, que la siguiente seguro que la clavas!
Si estás en dirección, procura que ese no seas tú (© Terry Hall.) |
Supongo que a veces es necesario aprender a base de palos, pero cuando te pase... ¡ánimo, que la siguiente seguro que la clavas!