El mundo es diminuto, y en nuestro sector más. Lo más
habitual es que en cada proyecto al que te incorporas te encuentres con unos
cuantos con los que ya habías coincidido antes,
o que te pidan que recomiendes a alguien para algún puesto y cuando
llega tu amigo resulta que conoce a medio equipo. Y si tú no conoces a nadie (que
ya es raro), espera a la hora de la comida para descubrir que tienes siete
amigos en común con varios… y empezaréis a haceros piña entre vosotros.
Esto me lleva a darte dos consejos:
- Y segundo, cuida mucho de tu gente. En todo proyecto va a haber alguien con quien no te apetezca volver a coincidir, y muchos con los que estés deseando volver a encontrarte. Por eso, y porque (especialmente si eres ayudante de dirección) no van a parar de pedirte que recomiendes gente, es fundamental que tengas muy localizados a los tuyos (y ellos a ti). Y para eso tenemos las hojas de equipo.
Las hojas de equipo son esas tablas que a veces prepara
Producción y otras nosotros, en las que tenemos los datos de todo el equipo
técnico. Sirven sobre todo para citaciones, llamadas y mails de todo
tipo, además de para crear los títulos de crédito. Todas las hojas de equipo se parecen mucho, pero cuando las hago yo
suelo utilizar ésta:
No tiene mucho misterio: se divide por departamentos, y
dentro de cada departamento se especifica el puesto, nombre completo, teléfono
y correo electrónico. En función de lo complejo o simple que sea el proyecto,
tendremos que añadir o quitar filas (y departamentos). Lo habitual, porque es
lo más lógico, es que cada jefe de equipo se traiga a su gente, así que tendrás
que preguntarles a ellos los datos de quienes vengan de su parte.
Y cuando la tengas, aunque te dé mucha pereza, pásatela al
móvil. A mí me pasó varias veces la de "¡Ayudante
de cámara conozco yo a un chico maravilloso! Es un crack y además encantador,
pero… tendría que buscar la hoja de equipo… cuando llegue a casa lo miro y te
digo, ¿vale?". Esto es MAL. Porque llegas a casa y no encuentras la hoja así
que te toca buscarle en Facebook. Y resulta que te acuerdas del proyecto en el
que le conociste, de su forma de trabajar y de que tenía una risa peculiar, pero ni idea
de cómo se llamaba. Querías volver a currar con él y te quedas con las ganas. Y
él con un curro menos. MAL.
Como de los errores se aprende, yo ahora siempre encuentro
el hueco para pasarme los contactos al móvil (y mi agenda está sincronizada con
mi ordenador). Lo que hago yo es guardarles con nombre y apellido, y en el
apartado de ‘Empresa’ de la agenda, pongo su puesto/departamento y el proyecto.
Así cuando tengo que encontrar gente para producción (por ejemplo), basta con
buscar ‘Producción’ en mi móvil y me sale toda una lista de opciones.
El equivalente a esto en cuanto a equipo artístico es la
hoja de reparto, y también deberías pasártela al móvil. Es un poco más delicada
porque los teléfonos y mails de los actores no deben circular libremente y hay
que tener cuidado con cómo se tratan esos datos (los de los técnicos también,
evidentemente, son datos personales en cualquier caso, pero entendéis a qué me
refiero). El aspecto de la hoja de reparto es siempre parecido. Yo suelo
utilizar ésta:
O ésta:
Arriba tenemos el número y nombre de personaje (según
desglose, numerados por orden de aparición o importancia en guión). Debajo una
foto que le identifique (fundamental), y a la derecha/debajo los datos del
actor (los mismos que del técnico). A veces se incluye un apartado con las
tallas, para vestuario. Yo de esto suelo hacer dos versiones: una con datos
personales y otra eliminando esos datos (teléfono y mail), para que sólo tenga
el contacto quien realmente lo necesite (dirección, producción… pero
no maquinismo, por ejemplo).
En cualquier caso, tanto para técnicos como para actores,
conviene tener claro que el mero hecho de tener el teléfono de alguien para
citarle no le convierte en tu amigo (aunque más adelante lo seáis), así que
intenta no ‘aprovecharte de ello’.
Y una última recomendación: cuando guardes el teléfono de
personas famosas, intenta no hacerlo con el nombre completo por el que esa
persona es conocida. Guárdalo con algo con lo que le identifiques: apellidos
abreviados, diminutivos… pero no por su nombre artístico. A todos nos han
robado el móvil alguna vez, y ahorrarás situaciones incómodas a tus contactos.
¡Hasta pronto!
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